La familia Demidov

La familia Demidov está considerada como una de las dinastías rusas más ricas. Fueron responsables del desarrollo de la región de los Urales. Los Demidov trabajaban en industrias de armamento, minería y metalurgia en Tula y los Urales. La familia hizo mucho por el desarrollo de los Urales. Los Demidov hicieron muchas obras de caridad, exploraron nuevas tierras y fueron serios emprendedores. En esta familia hay muchas personas famosas de las que nos gustaría hablarle.  

Las primeras generaciones de Demidov

El primer miembro famoso de la familia fue Nikita Demidov. Su padre era campesino. Llegó a la ciudad de Tula con Nikita y dos de sus otros hijos para trabajar en una fábrica como herreros.

Nikita era el propietario de un gran taller. Los frecuentes pedidos le ayudaban a llevar su negocio. Fabricaba armas, que en una ocasión se entregaron a Pedro I, el último zar de Rusia. A Pedro I le gustaron porque las armas eran de mejor calidad y más baratas que las extranjeras. Así que el zar invitó a Nikita a suministrar armas a las tropas rusas durante la guerra.

En aquel momento, Nikita estaba trabajando en su ciudad natal, Tula. Con el fin de ayudar a Demidov a producir más armas, el zar le dio un terreno para la producción de carbón, y como lugar para vivir. Este terreno estaba en la región de los Urales, por lo que, al principio, Nikita envió a diez de sus trabajadores y ayudantes, y en pocos años se fue él allí, dejando la fábrica de Tula a su personal. Un poco después, consiguió otro edificio.

Nikita podía contratar gente y dirigir la fábrica. Para ello, Nikita tenía que suministrar hierro al Estado durante 5 años. En 25 años, Nikita Demidov construyó cuatro fábricas y llegó a ser alguien muy útil para Pedro I. ¿Por qué le gustaba tanto al zar? Porque Nikita podía producir cosas muy valiosas con sus propias manos. No sólo creaba las cosas él mismo, sino que también le traía al zar los cañones, las balas de cañón y el hierro más baratos de otros artesanos. Y todo era de alta calidad. Más tarde, junto con sus hijos, construyó cuatro fábricas más. En total, al final del reinado de Pedro I. había ocho fábricas en Rusia propiedad de los Demidov y todas tenían mucho éxito. 

Nikita Demidov no sólo era famoso por la producción de hierro y armamento. Producía lino de montaña, un tejido de alta calidad y poco común en esa época. Nikita hacía carteras, sombreros y guantes con él. La gente usaba estas cosas durante muchos años. Nikita empleaba todo su dinero en iniciar nuevos negocios. Y tenía bastante dinero. Hacia el final de su vida, Nikita era tan rico como algunas de las personas más ricas de Rusia. Una vez le invitaron a felicitar a la familia de Pedro I cuando nació su hijo. Además de valiosos objetos siberianos, Demidov le dio a la emperatriz un regalo de 100 000 rublos. En aquel momento, Nikita no tenía prácticamente competidores. Conseguía fábricas y tierras por casi nada, y vendía mercancías por toda Rusia.

Nikita tuvo tres hijos: Akinfiy, Grigory y Nikita. Era su hijo mayor a quien más quería. Recibió toda la herencia de su padre. Nikita creía que Akinfiy tenía todas las cualidades para seguir con su negocio. Desde su infancia, había pasado tiempo con su padre en las fábricas. Se interesó en el desarrollo de la minería. Akinfiy incluso estudió en el extranjero para entender mejor su futura profesión. Trajo minerales valiosos del extranjero que se convirtieron en los primeros de su colección. A lo largo de su vida, Akinfiy recolectó minerales de todas las ciudades. Hizo crecer el negocio de su padre y expandió su territorio, desarrollando cada vez más el terreno ruso. Hacia el final de su vida poseía 22 fábricas. Se dice que Akinfiy era una persona con una voluntad de hierro, a veces incluso cruel. Para tener éxito en los negocios y superar a sus competidores, no se detenía ante nada. Los historiadores dicen que siempre quería ser el primero en todo, aunque tuviera que hacer trampas.

Tras la muerte de Akinfiy, se dividieron todas sus posesiones entre sus tres hijos. Todos ellos realizaban muchas obras de caridad y no estaban muy interesados en la minería.

Al hijo menor le encantaba la ciencia y la pintura. Publicó una revista, habló con el gran filósofo y poeta francés Voltaire, y fundó el premio de la Academia de las Artes.

El hijo mediano estaba más interesado en la botánica que en los negocios. Creó el primer jardín botánico científico de Rusia.

El hijo mayor de Akinfiy usaba las riquezas de su padre para su disfrute. Su estilo de vida no era ideal. A menudo celebraba fiestas con cientos de personas (en una de estas fiestas, murieron 500 personas por intoxicación etílica). Pero Prokofi era el más generoso de los tres hermanos. Daba todo lo que había recibido de su padre a la caridad. Donó un millón de rublos al orfanato de Moscú, y otros 350 000 para abrir nuevas escuelas. Se dice que el jardín Neskuchny, un famoso parque de Moscú, lo construyó él.

Los descendientes de los nietos de Nikita Demidov

Deberíamos contarle más sobre el hijo menor de Akinfiy y el nieto de Nikita Demidov, Nikita. Era el más joven de la familia, pero desde niño era muy inteligente y activo, así que su padre le dio el negocio familiar. A diferencia de sus padres, Nikita no vivía en los Urales. Le encantaba la capital y dirigía el negocio desde otras ciudades. También entonces tenía éxito. Los Demidov ya no temían que el gobierno les quitara sus fábricas. Se convirtieron en propietarios de negocios. A Nikita le encantaba viajar al extranjero y llevar una vida mundana. Debido a su amor por el arte, a menudo compraba cuadros, estatuas, muebles caros y plantas raras.

En la siguiente generación de esta familia, la persona más famosa fue uno de los nietos de Akinfiy, Pavel. Nació como un niño superdotado. A los cuatro años ya sabía leer, hablar muchos idiomas y tocar el piano y el violín. Fue a la escuela en Freiberg y luego hizo un largo viaje por Europa. Tras volver a Rusia, Pavel quedó profundamente fascinado por la ciencia. Era capaz de dirigir sus fábricas a distancia, como su padre. Pavel se gastaba dinero en sus aficiones: era coleccionista. En sus colecciones se podían encontrar medallas únicas, las monedas más raras de todos los estados, libros y manuscritos raros y caros. Pavel donó todo lo que había coleccionado a lo largo de su vida a la Universidad de Moscú. Le dio mucho a la ciencia. Pavel empleó mucho dinero en la educación de los ciudadanos del imperio ruso. Como no tenía hijos ni esposa, Pavel pasó toda su vida solo y dejó toda su riqueza para el desarrollo de la ciencia.

Otro nieto de Akinfiy, Nikolai, era conocido como el “ruso europeo”. El príncipe Potemkin lo tomó como su adjunto durante la guerra cuando Nikolai tenía sólo 15 años. Era rico desde la infancia, ya que había recibido diez fábricas de su difunto padre. Entre ellas se encontraban las fábricas más grandes de Rusia en ese momento. Al igual que sus descendientes, a Nikolai le gustaba dar dinero a la caridad. Todos los representantes de la familia Demidov eran gente generosa. Nikolai construyó cuatro puentes en San Petersburgo, dio edificios para usarlos como instituciones, y creó su propio regimiento llamado “Regimiento Demidovky”. Además, Nikolai donó grandes sumas a los desvalidos, huérfanos y pobres. Debido a su delicada salud, se mudó a Italia con su esposa e hijos. Pero no dejó de gastar dinero por el beneficio de un país, aunque no fuera el suyo. En Italia construyó escuelas, hospitales y refugios gratuitos. Los italianos estaban tan sorprendidos por su generosidad que construyeron una estatua de Nikolai. Pusieron su escudo de armas familiar en la fachada de la Catedral de Santa María del Fiore. Todavía sigue allí.

Como a sus antepasados, a Nikolai le encantaba coleccionar cuadros y esculturas. Su colección se convirtió en una de las primeras muestras de la galería de arte Demidov. No sólo encargaba cuadros personalizados, sino que también compraba copias de los cuadros más famosos del mundo a los mejores artistas de Italia. Es curioso que ni un solo artista pudiera complacer a Nikolai. Hacia el final de su vida, compró una parte de un monasterio a los monjes y plantó un hermoso jardín allí. Aunque daba mucho dinero a la caridad, Nikolai aún dejó una gran herencia a sus dos hijos.

Sus hijos continuaron realizando obras de caridad en nombre de su padre. El hijo mayor, Pavel, construyó cuatro hospitales en Kursk con su propio dinero, e hizo grandes donaciones a los desvalidos y a los pobres. Hizo las mayores donaciones a la Academia Rusa de Ciencias, para la cual crearon el “Premio Demidov” en honor a su familia. Pavel dijo que después de su muerte, la academia seguiría recibiendo dinero anualmente durante 25 años. 

El hijo menor, Anatoly, construyó un hospital y un asilo Demidov para pobres en San Petersburgo. Vivió toda su vida en Europa, a veces volviendo a Rusia. A los 29 años compró un título y se convirtió en el príncipe de San Donato. Al mismo tiempo, Anatoly se casó con la sobrina de Napoleón. Aunque pasó toda su vida en el extranjero, Anatoly no olvidó la tierra de sus predecesores. Pagó a un famoso artista francés para que viajara a Rusia. El artista después pintó una serie de cuadros sobre el país. Anatoly trajo muchas pinturas de Italia a Rusia. “El Último Día de Pompeya” de Karl Bryullov era una de las pinturas más famosas que trajeron.

El representante de la nueva generación de la dinastía Demidov, Pavel, amaba estudiar la ciencia. Empleó a los mejores maestros para esto. Tras la muerte de su esposa, Pavel volvió a Rusia y se convirtió en asesor del Ministerio del Interior. Al mismo tiempo, participaba activamente en la caridad: visitaba hospitales, prisiones y refugios. Después de unos pocos años, heredó el título de Príncipe de San Donato y regresó a Italia. Pavel trabajó en la construcción de su villa allí. Se dice que se gastaba el dinero con mucha facilidad: remodelaba muchas veces una escalera gigante o los pasillos. A Pavel le encantaban los metales preciosos; su casa estaba llena de oro, bronce, plata y malaquita. En el centro de la villa colgaba en la pared un retrato gigante de su esposa, la princesa Helena, pintado por los mejores artistas. Cuando comenzó la guerra ruso-turca, Pavel regresó a su tierra natal con su esposa. Entendía que no podía dejar Rusia en un momento tan difícil. Pavel empleó mucho dinero en ayudar a los heridos y enfermos, y se encontraba personalmente con los soldados en las estaciones de tren. El emperador Alejandro II se dio cuenta de sus actos serviciales. Antes de su muerte, volvió a Florencia con su esposa e hijos, donde pasó sus últimos años.

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Rusia recuerda y respeta los servicios de los Demidov al país. Se inició un premio Demidov y una escuela secundaria en su honor. Los pilares de los Demidov se encuentran en dos ciudades, y en San Petersburgo, un puente entero lleva su nombre. En 1983 se estrenó una película histórica sobre la famosa familia.

Hoy en día, los descendientes de los Demidov viven en muchos países del mundo: Canadá, Francia, Finlandia y Rusia. A principios del siglo XXI, en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, se organizó un encuentro entre los descendientes de los Demidov. Los miembros actuales de esta gran familia llegaron de todo el mundo para ver a sus parientes y honrar la memoria de sus grandes antepasados.