El arte de hacer dinero — Parte 3

El dueño del negocio 

Ser el dueño de un negocio no es tan fácil como parece. En primer lugar, debe conocer bien su negocio. Para aprender un negocio se necesita tiempo, atención, interés, energía y amor por él. Se necesita cometer muchos errores para aprender un negocio. La experiencia es el mejor maestro.

Si una persona se dedica a la producción, tiene que conocer todos los detalles personalmente. De esa manera aprenderá algo nuevo cada día. Por supuesto, cometerá muchos errores, pero así ganará experiencia. Y si un día se presenta una situación desconocida, sabrá qué hacer recordando casos similares.

A un comerciante lo engañaron una vez. Pero no lo vió como una tragedia. Al contrario, dijo: “¡Muy bien! Ahora sé qué debo hacer para asegurarme de que no vuelva a suceder”.

La energía es algo bueno, por supuesto. Pero la energía por sí sola no es suficiente. Los banqueros Rothschild enseñaban: “Tengan cuidado y sean valientes”. Esto es muy importante. Tenga cuidado al hablar de un plan de negocios. Piense en todos los detalles. Pero si decide hacerlo, sea valiente y consistente.

La precaución sin valentía es inútil. La valentía sin precaución también es un riesgo. Es bueno cuando la precaución y la valentía van juntas de la mano. Por supuesto, con un poco de valentía, puede hacerse rico en unos minutos en una operación de bolsa, pero sin precaución, puede perderlo todo allí.

Empleados

El dueño de un negocio no puede hacerlo todo él mismo. Necesita empleados. Pero es difícil elegirlos. Si ha encontrado a un buen empleado, atesórelo. Cuanto más tiempo trabaje un empleado para usted, mejor será. Cada día que pasa se acostumbra más al negocio, se hace más experimentado, y por lo tanto más necesario para usted. Este año su empleado trabaja mejor que el año pasado; el próximo año trabajará mejor que este.

También puede pasar que su empleado haya decidido que es irremplazable. Entonces empieza a exigir demasiado. Debe despedirlo inmediatamente. ¿Por qué? Primero, para demostrarle a él y a sus compañeros que puede reemplazarlo. Segundo, porque no se puede confiar en un hombre que se cree irremplazable. No le gusta el negocio y no está orgulloso de su reputación como trabajador tranquilo y bueno.

Si el empleado trabaja bien, hay que estimularlo. Y no solo con palabras, sino también con dinero. Entonces apreciará el lugar de trabajo y al empleador. Su salario será alto. Entenderá que en un nuevo lugar no se le dará tanto dinero. Esta estrategia es la más racional. Beneficia tanto al empleado como al empleador. Es mejor aumentar el salario cada año en pequeñas cantidades.

Un buen salario es beneficioso no solo para el empleado, sino también para el dueño del negocio. Un empleado bien pagado no tendrá que preocuparse por asuntos personales de poca importancia. Cuando un empleado está alimentado, vestido y calzado, se entrega a su trabajo. Y el empleador se beneficia mucho de ello.

Hay otro punto importante. Un empleado inteligente respeta la disciplina, tiene ideas creativas. Así que traerá muchos beneficios al negocio. 

El dinero ajeno 

Mucha gente sueña con tener su propio negocio. 

—Basta de trabajar para otras personas —piensan—. Puedo ser mi propio jefe. 

Si se les pregunta: “¿De dónde sacarás el dinero para tu propio negocio?”, algunos dirán: “Pediré prestado”. ¡Oh, no saben lo malo que es empezar un negocio con dinero de otros! Tiene que hacer dinero por sí mismo para entender su valor. El dinero ajeno “fácil viene, fácil se va”.

Un famoso hombre rico americano llamado Astor dice que ganar sus primeros mil dólares fue más difícil que ganar todos los siguientes millones.

El dinero lo valoramos si se gana con trabajo duro. Por lo tanto, solo aquellos que han vivido modestamente, ahorrando y acumulando un capital inicial, pueden iniciar su propio negocio. Esa es una persona de fiar. Sabe lo difícil que es ganar dinero. Sabe cómo respetar el dinero ajeno. Por esta razón se puede ayudar a esa persona con un préstamo, si es que no tiene suficiente dinero para empezar un negocio.

Nueve de cada diez ricos de América eran niños pobres cuando empezaron sus carreras. Pero tenían perseverancia y energía. Todos comenzaron con un poco de capital que ganaron ellos mismos, y poco a poco se fueron enriqueciendo. Ese es el secreto de los millonarios de hoy día.

А. Т. Stewart, que antes era pobre, hoy gana 1,5 millones de dólares al año. J. J. Astor trabajó en una granja cuando era niño, y cuando murió, tenía 20 millones de dólares. Steffy-Girard era un pobre pícaro en un barco y adquirió un capital de nueve millones de dólares.

Pero a medida que los pobres se hacen más ricos, los ricos se hacen más pobres. Especialmente los herederos de los ricos. Se dice de ellos que nacen con una cuchara de oro en la boca. Pero no todos saben cómo manejar grandes cantidades de dinero. No todos pueden cambiar al ritmo que cambia la vida. Como resultado, si no lo hacen ellos, sus hijos se vuelven pobres. Pero hay algunas ventajas en este torbellino económico. Las personas que solían descansar empiezan a trabajar, le dan a la sociedad fuerza de trabajo. Como dijo un irlandés: la necesidad es la madre de la invención; la invención dio vida a la comodidad; la comodidad dio vida al placer; el placer dio vida al lujo; el lujo dio vida al mal comportamiento y a la enfermedad; el mal comportamiento y la enfermedad dieron vida a la necesidad; la necesidad dio vida a la invención, y así sucesivamente.

Todo hombre debe dar a sus hijos una educación y una profesión. Esto los ayudará en los tiempos difíciles cuando el dinero cambie de manos. Si algo sale mal en la vida, al menos tendrá la oportunidad de ganarse un trozo de pan.

No sea fiador de los préstamos de sus amigos

Es difícil, muy difícil volverse económicamente independiente. ¡Especialmente cuando trabaja con el dinero ajeno! Nunca sea fiador de los préstamos de otra persona. Incluso si es su amigo quien le pide que lo haga. Porque entonces podría meterse en problemas.

Aquí hay una situación. Su amigo es un hombre de negocios. Su negocio va bien. Un día quiere comprar un producto, pero no tiene suficiente dinero. Quiere pedir un préstamo. Pero necesita un fiador, una persona garante. Le pide que firme un documento. Dos meses después, su amigo le devuelve el dinero al banco. Usted cree que no había ningún riesgo financiero. Todos son felices: usted y su amigo.

Más tarde su amigo le pide que le ayude nuevamente. Usted está de acuerdo, porque está convencido de que su amigo es un hombre honesto. La situación se repite una y otra vez. Pero un día su amigo le pide que firme un contrato por una cantidad mayor. Usted está de acuerdo otra vez. Pero su amigo de repente tiene problemas con el negocio, algo ha salido mal. Sus nuevas especulaciones no tienen éxito, han fracasado. Como resultado, su amigo está en bancarrota. ¡En la quiebra! Ha perdido tanto lo de él como lo de usted. Usted tiene que pagar su préstamo. Y entrega el dinero que le queda. En el proceso, se pelea con su antiguo amigo. Termina perdiendo su dinero y a su amigo.

Así que no se convierta en el fiador de sus amigos.