Aprender a aprender

Para muchas personas la educación termina al acabar la universidad. Después de finalizar la universidad, muchas personas no estudian más. Pero pensar como nuestros antepasados ya no es correcto. Ese fue su plan: ir a la escuela, encontrar trabajo y trabajar durante el resto de sus vidas. Pero hoy en día eso está cambiando. Esa ya no es la única manera de ver la educación.

Para ser el mejor en algo, hay que aprender mucho más, no sólo en la universidad. Para ser el jefe de una empresa, o ser líder de una compañía es necesario mantenerse al día. Por eso, el aprendizaje es siempre importante, en cualquier momento de la vida.

De esto ya hablaban los filósofos de la Antigua Grecia. Confucio dijo: “Si le das pescado a un hombre, comerá un día. Si le enseñas a pescar, comerá toda la vida”. Aprender a aprender, leer para aprender, aprender a pensar. Estos conceptos hoy en día son muy valiosos. Aprender a aprender significa que una persona construye su conocimiento a partir de experiencias y aprendizajes anteriores.

Nuestro cerebro es como un músculo: hay que entrenarlo. Si no se hace, se atrofia igual que el cuerpo. Es importante mantener el cerebro activo. Cosas como ver mucho la televisión o no leer, sólo adelanta la vejez del cerebro. Estas cosas hacen que funcione más lentamente.

El aprendizaje continuo ayuda a pensar mejor, a solucionar problemas rápidamente. En el trabajo eso es algo positivo. La empresa ahorra dinero en la formación de sus empleados, y los empleados tienen más flexibilidad para buscar conocimientos útiles. La mente empieza a funcionar de otra manera: las ideas son más creativas. Por lo tanto, la solución de problemas también es más rápida y creativa. Eso también puede ayudarnos en nuestra vida social. Si somos buenos en nuestro trabajo, más personas querrán trabajar con nosotros. Eso también es positivo porque hay menos posibilidades de ser echado del trabajo. Ser apreciado en el trabajo nos hace sentir mejor y más motivados. Por eso hay más posibilidades de ascender.

Pero no sólo ayuda en la vida profesional sino también en la vida personal. Mejora los vínculos familiares. Una persona aprende a relacionarse con los demás. A aprender y empatizar con sus seres queridos, a aprender cómo son realmente.

Aprender a aprender implica rutina, disciplina y hábito de trabajo. ¿Cómo podemos hacerlo?

  1. Planificar el aprendizaje. Hay que saber los objetivos de las tareas.
  2. Elegir contenidos motivadores. Si no estamos suficientemente motivados, no habrá un buen aprendizaje.
  3. Usar técnicas, como realizar mapas mentales, memorización, dibujar una historia…
  4. Superar los obstáculos.
  5. Colaborar. Es interesante intercambiar ideas con otras personas. Aprender los errores de los demás y no repetirlos.
  6. Aplicar los conocimientos día a día.
  7. Evaluar lo aprendido. Saber qué cosas tienen éxito y qué no.

Para mantener el cerebro activo, es interesante tener debates. Debatir sobre distintos temas con otras personas estimula el cerebro. Así también aprendemos otros puntos de vista.

Cada persona tiene su propio método. No todos somos iguales. Por eso no se debe juzgar a los demás, y ser paciente con uno mismo. En definitiva, hay que ser constante cuando empecemos. Es posible que tengamos momentos de frustración, pero estos no deben frenarnos. Debemos concentrarnos y utilizar las técnicas diferentes para ver cuál es mejor para nosotros. Y sobre todo, la paciencia. Da igual cuántos años tiene una persona, nunca es tarde para aprender.